29 julio 2010

y luego, el tacto.


Todo y nada que explicar. Unos días serios, de sonrisas de limón. Nunca se deja de crecer. Explotar en no más de cuatro tempos y luego dejar que la lluvia lo arrastre todo. Demasiados gritos que no dicen nada. No esperar es sólo una mentira que salvaguarda el escudo. Hace frío, a ratos. Puedo llegar a pintarme las uñas cinco veces y despintarlas otras cinco en lo que dura una tarde de recuerdos eléctricos y tormenta como la de hoy. La mayoría de veces quieres estar en otros lugares, y otras pocas estás justo donde quisieras...el vientre se enraiza con la tierra que pisas, el ombligo pasa de un soy a un somos, y fluyes. Esa es la sensación que nunca se deja atrapar, y suerte tenemos. Sólo faltaría que también se especulara con la caricia.

25 julio 2010

La rebelión del pájaro, por azar.

Estaba un poco cansado de siempre intentar mantener el equilibrio ficticio entre cielo y tierra, expectante. A punto de caer, quebrándose las uñas por agarrarse a los lastres impuestos por los mayores, decreciendo hacia dentro. La salida de emergencia siempre delante de su pico, rodeada de neones cada día más atractivos que el anterior. Pero nunca caía...


nunca...


hasta que resbaló.
Y, sin lugar a dudas, volvería a resbalar se una y otra vez.