29 julio 2010

y luego, el tacto.


Todo y nada que explicar. Unos días serios, de sonrisas de limón. Nunca se deja de crecer. Explotar en no más de cuatro tempos y luego dejar que la lluvia lo arrastre todo. Demasiados gritos que no dicen nada. No esperar es sólo una mentira que salvaguarda el escudo. Hace frío, a ratos. Puedo llegar a pintarme las uñas cinco veces y despintarlas otras cinco en lo que dura una tarde de recuerdos eléctricos y tormenta como la de hoy. La mayoría de veces quieres estar en otros lugares, y otras pocas estás justo donde quisieras...el vientre se enraiza con la tierra que pisas, el ombligo pasa de un soy a un somos, y fluyes. Esa es la sensación que nunca se deja atrapar, y suerte tenemos. Sólo faltaría que también se especulara con la caricia.

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