08 marzo 2010

ESCAPISMO

Me estoy quedando en los huesos y no soy la única. A diario nos llenamos la boca y el estómago con palabras como paz, crisis, altermuchascosas y antimuchasotras. Pero no las digerímos. Algunxs incluso nos empachamos. Echamos un suspiro y damos otro paso más hacia no sabes donde, pero lo das. Y es tan extremadamente difícil que hasta resulta fácil irte a dormir sin pensar en la efervescente suerte que tienes por poder decidir cuando cerrar la puerta a la realidad que tanto daño y descontrol onírico te provoca, a diario.
Se me notan las costillas de miedo. De no saber hacia donde vamos. No quiero formar parte de esto. Y esto somos todxs. Y lo hablamos, también a diario. Y escapamos por segundos al hablar sobre ello, al no refugiarnos en la ignoráncia total, al saber que hay cosas por las que vale la pena soñar, que las expectativas continúan siendo desesperantes e inviables. Y escapamos dentro de nosotrxs mismxs, y rozamos un poco más la felicidad por ser capaces, por ser conscientes que somos capaces, que construímos todo eso y lo otro, que aunque nos guste menos también de ello formamos parte. Y ser conscientes de ese formar parte es un gran paso para poder decidir que no quieres formar parte. Y eso para mí es la esperanza que va más allá del verbo esperar, el creer que los huesos sólo pueden ser roídos, que necesitamos alimentarnos de nuevas palabras que vayan de la mano de posibilidades, de acciones.