11 julio 2017

Un poco de m a g e n t a , por favor.


Es frágil y a su vez astilloso el camino que recorrerá, pero nunca se suele acertar el instante o la manera o la causa.

Supone que aquel gesto equivocó la intención. Sin más dilación se propone postergar su placer al bienestar del otro.

Hacia las ocho, cuando comienza a caer la tarde, las puertas se abren y la percepción se afina. De dentro hacia afuera. Le cabalgan las posibilidades y el verde se vuelve más verde, más bello.
En soledad.

Le rechina el mañana pero logra, aunque solo sea por unos instantes,  capitanear el barco, cambiar el rumbo, dar rienda suelta al misterio.

Se suman sombras,  susurros,  pequeñas bestias a su camino. Les da cobijo, las observa, las aplaude.



Se suponía que las canciones de cuna no deberían de ser tristes, piensa una vez más.






20 marzo 2017

"We can be heroes, just for one day"


Resultat d'imatges de rayo b/n


Había pocas cosas que le resultaran más placenteras que esa espera. El carmín, deslizándose por sus labios recién exfoliados, y ese caminar trémulo sólo eran una pequeña parte del ritual.
Recordaba, mientras cardaba su pelo, las carreras en bici para ver como su hermano se besaba con aquella chica pelirroja del barrio.
Domando a la impaciencia, recorría en círculos una y otra vez la habitación.​ 
Una tos seca al otro lado la paralizó. Se recolocó el vestido y lentamente se curvó hacia adelante esperando que, una vez más, apareciera por debajo de la puerta.
Su respiración comenzaba a acelerarse preocupantemente cuando escuchó la voz quebradiza que le recordaba, una vez más, que sería la última ofrenda.
El papelillo plateado apareció deslizándose tímidamente y ella tendió su mano para recogerlo con gran delicadeza. Lo apretó contra su pecho mientras cerraba sus ojos a la vez que la comisura de sus labios ascendía hacia el infinito.

Horas más tardes, su cuerpo,  inerte, yacía en la cama. 
Su hermano, sentado al otro lado de la puerta, sabía que el ritual había llegado a su fin.