Aquel cuaderno que vestíamos con sonrisa titubeante, el pensar que todo era caduco, un sueño nuestro y celoso. Que en julio acababa el juego y que ambos ganábamos.
Y ese erizo en el que te has convertido, no sé...igual sólo echo de menos cuando pierdo de vista, cuando el tacto es imposible, cuando vuelvo a ser cartón bajo la lluvia.
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