22 diciembre 2010

1,5-3mm


El frío bosque se volvió monocromático, elegante, silencioso, dubitativo.
Huidas, ojos abiertos.
Ella no sabía si mostrarse ella.
Se teñía de lo que no era,
desde la raíz.
Su cuello intentaba ser cada vez más largo,
combatiendo la frustración de haber nacido sin alas.
Pero no pudo evitarlo.
El invierno había llegado.

Y ella ya había perdido su cabeza,

entre las nubes.

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