23 junio 2010

[IN]certeza

Dentro.
Entra...
Me atrae cada vez más este dualismo del que somos protagonistas. Mi mente se ha descoordinado aún más, si cabe, de mi eros. Ambos más felices que un puñado de perdices. Y continúan sin esperar nada la una del otro, y viceversa. Sólo fluyen. Y se abrazan, se echan las manos al cuello - a ratos-, se miran de refilón, comparten bromas y cama, incluso llegan a estar días sin hablarse. Pero siempre se acaban sonriendo. Y el caso es que a estas horas de la noche me entra el miedo...

Las pocas veces
que he sido feliz
he tenido profundo miedo
¿ Cómo iva a pagar la factura?

Sólo los insensatos
-o los no nacidos-
son felices sin temor.

( Cristina Peri Rossi)


Pero es un miedo tan de piel y fluidos que me arriesgo.

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