21 octubre 2009

La Vetusta Morla


El otro día asistí a un Cabaré donde durante dos cortas y mágicas horas ,pude deleitar a mi alma con el arte de diferentes artistas llegados de todo el mundo: clowns, músicos de blues, acróbatas peludas, malabaristas, camareros sacados de una noche del Halloween más yanqui... hasta barrenderos que con su escoba provocaban un repiqueteo acompasado en los tacones de las bailaoras al más puro estilo andalú. En aquellos instantes comprendí la levedad de mi ser/estar/parecer. Mantuve la conciencia durante todo ese tiempo en un diván y sin escuchar las mentiras de la razón, dejando al libre albedrío mis emociones, entendí todo lo que no he entendido estos últimos meses. Como dice la canción, yo tampoco soy capaz de relativizar la puta rabia que me das ( Oníric). Desde mi ventana granadína viajo cada día un poco. Pero todo son palabras, ahora que confiar se hace más difícil y que ya no necesito mucho de lo que antes me daba cuerda, ni llamadas ni espejos tornasolados con post-it's enganchados. Las trampas de la semántica, todo aquello que quería transformar en verbos y adjetivos para llegar más allá del puro hedonismo. Demasiadas entregas en diferentes fascículos, como cuando te olvidas de comprar uno y la colección ya no tiene sentido alguno. Puedes perseguir esa obra inédita por todo el mundo, ver las manos por las que ha pasado, seguirle el rastro, idealizarla...y quizá nunca más hallarla.
Mi Vetusta Morla, mi historia que parecía interminable acabó dentro de mi hace algunos días. Dolorosamente, inteligible, apagando la luz, sin fuerza y con las palabras tristeza/ difícil/ hielo/ ignorancia como entradas en la biblioteca de la memoria.
Pero aún así, nadie tuvo la culpa...




2 comentarios:

  1. Así que con ÉSTO empieza todo. Entonces el conflicto sí era reciente; aunque en cualquier caso para mi las fechas nunca fueron dignas de memoria, y no sé si reciente. O a lo mejor ya era palabras de clausura. Tampoco lo sé. Pero veo que me voy a tomar las notas en privado, y así ya te las comentaré algún día encarnado. ¿Quizás en Berlín?

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  2. No exprimas tampoco mucho que luego me haces ver traumas anidados aún peores...Berlín Berlín!

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