¿Recuerdas el caminar frío de cuando no sabías quién eras?
Entrabas y salías del mismo túnel impasible, mojándote las ganas.
Podrías haber escrito un " entonces sucedió", pero no.
Te oíste el primer día de todos y bastó.
Ese cachalote en el que plantaste tantas semillas se vio devorado por la impaciencia.
¿Recuerdas los cafés que tirabas a medio acabar por el desagüe?
Ayer por fin recordaste aquella tarde en Lisboa.